En épocas de la Antigua Grecia el ciudadano debía cultivar tres virtudes para lograr la excelencia, valentía, moderación y justicia; a estas, cerca del Siglo IV, Platón le suma una mas, la prudencia, hecho este que describe en su obra La República, donde dice: “...las cuatro virtudes del estado perfecto son; prudencia, valor, templanza y justicia”.
Etimológicamente la palabra virtud proviene del latín virtus, virtutis, y se refieren a la potestad, a la fuerza, al poder, todo esto referido a la acción humana, y mas precisamente a la capacidad de discernir entre el bien y el mal, en la capacidad de dominar los hábitos de la voluntad guiados por la razón, a esa disposición interior que nos incita a obrar de la manera correcta. Este actuar humano se perfecciona con su ejercicio, con la practica, con el uso y para este actuar correcto son necesarias ciertas herramientas, las cuales no son otras que las virtudes, y las primeras que describiremos son las cardinales, esta palabra deriva del latín cardo el cual significa gozne o bisagra, entendiéndose entonces a las virtudes cardinales como las bisagras sobre las cuales gira la vida moral del hombre y estas son:
Prudencia: esta virtud modela nuestras emociones, nuestras pasiones y encamina rectamente nuestro actuar, guiado por la razón, facilitando entonces los medios que nos conducirán a nuestro perfeccionamiento. Está relacionada con la capacidad de planificación estratégica que tiene el hombre, esa capacidad de ver mas allá, en el horizonte del fin que se intenta, para disponer los medios necesarios para su consecución. Esta virtud debe también ser aplicada a nuestro dominio del lenguaje, de nuestras palabras, de hablar poco y decir mucho, dominio también del silencio, de la reflexión y de la discrecional ante los secretos.
Templanza: esta virtud actúa como moderadora de nuestros deseos, los regula, empleando la razón para disponer nuestro cuerpo para el uso correcto de cuanto nos rodea, de nuestro actuar, esta virtud enriquece nuestra voluntad y nos guiá a evitar las circunstancias que podrían provocar deseos que en conciencia no podrían ser satisfechos. Entonces, el Masón, en su condición de hombre libre, no debe caer en la tiranía de los vicios, deber ser sobrio y moderado tanto en su comportamiento como en sus inquietudes.
Fortaleza: expresa nuestra vitalidad, afirmando nuestra firmeza en el buen actuar y haciéndolo independiente de las influencias internas o externas a las que podamos vernos sometidos, la finalidad de esta virtud consiste en la remoción de los impedimentos para lograr que la voluntad pueda ser guiada, sin obstáculos, por la razón. El Masón debe ser fuerte, esta virtud debe considerarse como una consecuencia directa de la perseverancia y de la templanza, y a su vez, está moderada por la prudencia.
Justicia: constituye la virtud relacionada con la voluntad constante del deber ser, guiá nuestros pensamientos, nuestro actuar, en cada acción, sentimiento o pensamiento hacia su razón de ser, es el primer atributo del ser, quien da lo que corresponde y pide lo correspondiente, esta virtud nos enaltece, nos lleva hacia la armonía espiritual y nos conecta con el altruismo con el que todo masón debe actuar. Justicia es dar a cada quien lo que le corresponda, pero la justicia humana está muy lejos de ser perfecta, y mas aun en la actualidad, pero, a pesar de eso, es un anhelo siempre presente en el corazón de cada masón de que su actuar, sus trabajos sean justos y perfectos.
Volviendo a Platón y su obra, en ella, el sabio griego indica el camino para el que un ciudadano logre estas virtudes, la prudencia nace del ejercicio de la razón, la fortaleza del ejercicio de las emociones y el espíritu, la templanza de hacer que la razón anule los deseos, y juntando estas tres virtudes, la justicia crea ese estado en el cual cada elemento de la mente está en armonía con los demás.
Todo masón debe dejar atrás las imperfecciones que acarreamos de nuestro mundo profano, dejar atrás la superstición, el fanatismo, la ignorancia, la envidia, la intolerancia, la hipocresía, la ambición, la arrogancia y la soberbia.
Quien practica y perfecciona sus virtudes está en el camino correcto hacia la sabiduría, camino este que se debe seguir sin pasar sobre los derechos de los demás y obrando acorde a sus obligaciones, sabiendo entonces que los derechos son sagrados y las obligaciones ineludibles.
Imagen: https://www.ebay.com/itm/Temperance-Fortitude-Prudence-Justice-MASONIC-Art-Print-Poster-ring-Freemason-/113220413167?_ul=SV
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