viernes, 15 de marzo de 2019

LA PIEDRA CÚBICA PIRAMIDAL


Las piedras forman la base de la mayoría de las construcciones que el hombre realiza, templos, columnas, arcos, bóvedas, etc., análogamente, nosotros, coma humanos somos piedras en la construcción del gran templo interior que debemos levantar.

En sus características físicas una piedra es un trozo de sustancia mineral, inorgánica, compactada, de dureza verificable, es un cúmulo de partículas de sales minerales y óxidos con propiedades diversas, indisolubles e incombustibles.

Pero, a nosotros, como constructores, las piedras que nos interesan son las que son factibles de trabajar sobre ellas, y según el trabajo que llevan se pueden clasificar en piedra bruta, piedra cúbica y piedra cúbica piramidal. 

La piedra bruta representa al hombre primitivo, al profano no cultivado, al A:.M:. recién iniciado. 

La piedra cúbica representa al hombre civilizado al H:.M:. cultivado, quien, utilizando el cincel y el mazo, la inteligencia y la fuerza ha ido desbastando a la piedra bruta, representa al masón que por méritos propios y en base al esfuerzo se ha hecho merecedor al aumento de salario. Simboliza el cumplimiento de la obra, equivale a la sal de los alquimistas, representa también al punto de convergencia de las influencias opuestas que provienen del azufre y del mercurio.

La piedra bruta piramidal, ubicada en el lado sur de la Gran Columna “J”, representa al hombre moral y espiritualmente cultivado, al H:.M:. que se ha superado en cada aspecto, que ha estudiado, que ha trabajado, quien a través de sus actos y ejemplos ayuda a la superación de los demás. La piedra cúbica piramidal simboliza en su base al templo, y por transición al mundo, al universo, y en su punta superior, representa el camino al camino continuo de superación que todo masón debe seguir a lo largo de su existencia. Su representación en el plano corresponde a la Tetraktys y al cuadrado de cuatro, cuaternario superior y terciario inferior, figuras con mucho valor para los pitagóricos, herméticamente corresponde a la piedra filosofal.

La piedra cúbica piramidal tiene nueve caras, la cara visible desde oriente se haya dividida en cien casillas, 26 de ellas contienen los jeroglíficos manicomios, y otras 26 contienen las letras itálicas correspondientes a su traducción. Luego de estas, 4 casillas llevan grabados los jeroglíficos compuestos, a las que siguen 4 casillas con las letras itálicas correspondientes a su traducción., la demarcación geográfica ocupa las 12 casillas siguientes, a las que corresponden igual numero de casillas con los caracteres vulgares correspondientes, y por ultimo las treinta y dos casillas restantes se encuentran ocupadas por cifras comprendidas entre el 1 y el 70.

Dentro del triangulo que forma el chaflán de esta cara aparece la clave de los jeroglíficos manicomios, a cuyo lado izquierdo aparece una plomada y al lado derecho un nivel, significando que la instrucción iguala a los hombres, pero que el talento de los de condición humilde los eleva al nivel de Grandes hombres.

La cara que da vista al sur es denominada como obra maestra, muestra una división de 81, 9² casillas en las cuales se encuentran las letras que contienen todas las palabras sagradas desde el grado uno al 33. Las 16 casillas triangulares del chaflán de esta cara forman un gran triangulo o delta, emblema de la divinidad. El cual es representado en logia por el triangulo luminoso que está en Oriente, debajo del dosel que cubre el trono de M:.V::M:., dentro de estas 16 casillas se hayan las letras que forman la palabra tetragramaton, el nombre inamovible de Jehova, que se encuentra esculpido dentro del delta de la sabiduría.

La cara que da vista al norte tiene cuatro círculos concéntricos los cuales representan a las cuatro regiones que existían, según los antiguos, en la tierra, Oriente, Occidente, Mediodía y Norte, así como las cuatro estaciones primavera, verano, otoño e invierno. Haciendo referencia también a la astronomía, la geometría y la aritmética. Clave descubierta por los egipcios y la que está formada por el cuadrado perfecto. El triangulo del chaflán correspondiente a esta cara encierra dicha clave numérica egipcia, el cuadrado perfecto aludido se divide en cuatro partes iguales, divididos por dos lineas, una perpendicular y otra vertical. Luego subdivididas por otras dos lineas diagonales, de angulo a angulo que determinan ocho triángulos con los cuales queda completa la clave. Dado que de ellos resultan los diez signos geométricos del 1 al 0, cifras que cuyo origen es angular. Estas números dieron lugar, entre otros, al estudio de la Astronomía.

Por ultimo, la cara que da vista a Occidente contiene un gran circulo dividido en 360 grados, los que el sol recorre diariamente en el transcurso de 24 horas, lo que deviene en el fenómeno del día y de la noche. Dentro de dicho circulo aparecen tres triángulos superpuestos, los que forman 27 casillas triangulares, dentro de las cuales se hayan los nombre de las ciencias místicas. Al centro de esta figura se encuentra un pequeño triangulo conteniendo el IOD hebreo, el cual representa a todas las fuerzas generadoras, germinadoras y al germen contenidos dentro de la naturaleza. Dentro de este triangulo se encuentra también la inteligencia humana, la que nos permite admirar las obras de la creación. El triangulo del chaflán correspondiente a esta cara contiene los siete cuerpos celestes conocidos en la antigüedad el sol, representa a Apolo, dios de la luz, de las ciencias y de las artes, ilumina a la inteligencia Suma.

La luna, representa a la diosa Diana, hermana de Apolo, esta es la luz nocturna o luz de segundo orden, tenebrosa penumbra del talento impreparado.

Marte, dios de la guerra, preside las batallas. Mercurio, interprete de la luz divina, conducto de la verdad y la elocuencia. Júpiter, señor de los dioses, símbolo de la inteligencia y el poder divino,. Venus, diosa de la belleza, madre del amor, que conduce a la fecundidad, y Saturno, dios del tiempo, que diariamente, nace y se destruye, devora sus propios hijos, los días.

Por todo esto, los antiguos descubrieron que la naturaleza se renueva constantemente, puesto que también es hija del tiempo.

La base de la piedra cúbica piramidal contiene círculos concéntricos, en cuyo espacio intermedio aparecen nueve estrellas pequeñas, y en el centro de toda la figura se encuentra la estrella de cinco puntas, con la letra “G” en el centro, que representa al hombre como rey de la creación., y las nueve estrellas como los factores que este utiliza para dominar el mundo, materia, aire, agua, fuego, el germen, la física, la química, la fuerza y la inteligencia.

Como constructores, debemos entender que no todos podemos ser piedras cúbicas piramidales, puesto que para una construcción firme estas son muy difíciles de apilar, lográndose apenas, un inestable equilibrio entre ellas, por tanto, y dado que la piedra cúbica guarda un cierto elevado grado de perfección, estas serán perfectas para los cimientos, paredes, arcos y bóvedas de una determinada construcción, dejándose para su coronación a la piedra cúbica piramidal.

Queda así demostrada la explicación moral de las enseñanzas contenidas en la piedra cúbica piramidal, cuya pirámide simboliza la verdad porque está formada por la primera superficie, el cubo simboliza la moral porque es la representación de la logia, la unidad monicaco. Las nueve caras de la piedra representan a la perfección, la cual es el emblema de la generación, la reproducción, y la inmortalidad, puesto que el nueve es el único símbolo que jamas desaparece.

La piedra cubica piramidal representa, por ultimo, a las materias que se estudian en el grado de compañero, las cuales son indispensables para la labor de todo masón, la cual debe ser altruista, emancipadora y progresista.

Imagen: http://www.templarioslp.com/2016/10/blog-post.html

lunes, 25 de febrero de 2019

SER O NO SER, ESA ES LA DUALIDAD


El día de hoy, vengo a hablarles acerca de la dualidad. La dualidad se define como la condición de reunir dos caracteres distintos en una misma persona o cosa; químicamente es la propiedad que tienen algunos cuerpos de cristalizar según los casos en dos figuras geométricas diferentes.

En un principio interpreté la dualidad como el complemento entre dos elementos, me remití entonces a la concepción de la vida misma, cromosomas x, cromosomas y, madre y padre, cuerpo y espíritu; vinieron a mi mente ideas como, el día y la noche, el bien y el mal, la luz y la oscuridad, el yin y el yang, cielo y tierra.

Luego entendí que para la masonería el significado de dualidad es mucho más complejo, mucho mas profundo, difícil de explicar como el iniciado que soy. Desde lo conceptual fuimos dotados para explorar el mundo, con dos ojos, dos oídos, dos hemisferios cerebrales como instrumentos de nuestra inteligencia, y con dos manos, dos pies como instrumentos de nuestra voluntad. Como nuestras ideas y percepciones ordinarias se basan en lo que vemos y oímos, consecuentemente nuestra visión sobre las cosas, sobre el mundo, sobre el universo, nos llevan a una inevitable dualidad, la confusión entre lo absoluto y lo relativo, lo material y lo espiritual, podríamos decir la mística simbolizada por el árbol del bien y el mal.

Buscando algunas respuestas sobre el concepto de dualidad, me sumergí en el cuadro de aprendiz masón y la encontré representada a lo largo y ancho de tan magnífica imagen. Ya en su base podemos observar un piso ajedrezado, cuadros blancos y negros, una representación cósmica del dualismo masón, materia y espíritu, luz y oscuridad, conciencia e inconsciencia; pensé entonces en la armonía que debe reinar en las logias masónicas y en nuestra vida misma, sin importar las ideas que nos moldean, ni las diferencias con las ideas de los distintos hermanos o humanos.

Continué navegando el cuadro del Aprendíz y encontré, desde mi humilde visión, lo que mejor representa la dualidad: la escuadra y el compás. La escuadra simboliza la materia, lo absoluto, la apariencia física, todo aquello gobernado por dos parámetros: TIEMPO Y ESPACIO. La escuadra forma un ángulo de 90º, recto, nos lleva a pensar en rigidez, rectitud, por ello se ubica en la parte inferior del ara, con su vértice hacia abajo y los extremos hacia arriba. Observemos queridos hermanos aprendices, que la escuadra nos indica que nuestro camino debe ir hacia el compás, desde lo rígido a lo abstracto, desde la materia a lo espiritual, desde la oscuridad hacia la luz del conocimiento, desde Occidente hacia Oriente.

El compás, por el contrario, se abre representando un ángulo entre dos líneas que mientras más se separan más se alejan, descubramos entonces, queridos hermanos, en esta simple geometría, la dualidad del ser humano: su cuerpo y su espíritu. El punto central del compás, donde se unen las líneas, Oriente, representa la luz, la verdad, la fuente de creación permanente, nos muestra lo que debería ser el objetivo en nuestras vidas.

Los opuestos al punto central del compás, Occidente, representan la oscuridad, la materia o falsedad. Sepamos entonces, queridos hermanos, que como aprendices debemos caminar de Occidente a Oriente, desde los extremos abiertos hacia la unión del compás de nuestras vidas, si queremos restaurar nuestra naturaleza dañada, con el sólo objetivo de alcanzar la luz del conocimiento, en comunión con el GADU, dejando de lado la ignorancia con la que nos ha provisto el mundo profano. 

Como último ejemplo y para no ser demasiado extenso, quiero contarles que el cuadro de aprendiz masón, me recordó nuestros viajes de iniciación. En perfecta armonía coexisten las dos líneas paralelas imaginarias, fuimos guiados de Occidente a Oriente y vice versa, por el hermano experto; sin saberlo recorríamos la dualidad de la que hoy les hablo, fuimos transportados de la oscuridad a la luz, de la vulgaridad a la conciencia, de lo profano a la iluminación. En conclusión, sólo cuando logremos entender y aprender por medio del discernimiento, a unificar nuestros dos aspectos, el de nuestra visión o comprensión del mundo externo, con el de nuestra conciencia interna, entonces, y solo entonces, habremos desterrado para siempre la ilusión de dualidad que nos gobierna inconscientemente.

Para despedirme quiero dejarles un par de frases para que reflexionen, pienso quizás, que bien pueden terminar de explicar la dualidad:

Los ojos…. ventanas del alma

Cuando el alumno esta preparado, aparece el maestro

Imagen: https://luna13galeria.com/es/venta/335-dualidad-1.html

domingo, 24 de febrero de 2019

UN CONSEJO DE LOS ANTIGUOS


Nunca olvides de dónde vienes. Frase popular que nos recuerda lo esencial. ¿De dónde venimos? ¿Quiénes somos? Y, peor aún, ¿A dónde vamos? Un saber popular trasciende autorías, culturas y generaciones. Un consejo que se manifiesta como eterno y nos recuerda que hubo un tiempo remoto en que aprendimos a caminar en dos piernas. Si Adán fue el primer judío iniciado, ya en la era Satya Yuga, ¿qué tan viejos somos? En los misterios egipcios, los iniciados eran quienes conocían la unidad de Osiris. Es decir, quienes han superado los estudios de la vida y se introducen a los estudios de la muerte. Pues el que ingresa a la logia está muerto para los demás y vivo, más allá de la muerte, el Gran Arquitecto del Universo. En el grano de trigo de Eleusis reside nuestro camino por la Doctrina de la Vida Universal. Nuestra muerte da lugar al renacimiento. Un masón es, por lo tanto, muerto en la vida profana, y vivo en la vida iluminada. Sabe que va a morir y no le importa, porque sabe que pronto volverá a la Luz. Quien no arriesgue su vida nunca hallará la Inmortalidad. Para llegar a ello sólo nos queda la entrega. Como los antiguos Yoguis, debemos despojarnos moral, material y espiritualmente. Despojarnos de todo límite y encontrar el equilibro. Para ello debemos considerar que el aprendizaje es un paso a paso. Como los aspirantes a la Escuela de Pitágoras, debemos ser primero oyentes. Estar con los oídos atentos, los ojos abiertos, y comenzar a entender la sagrada simbología que nos rodea, descubrir el conocimiento que encierran y, finalmente, preparar nuestros propios ejercicios de purificación. Prepararnos para la iluminación. Todo esto que digo no es vano discurso. Los Grandes Iniciados nos Inician desde tiempos inmemoriales. En América, lo hacen desde la Academia (el Gran Oriente) Platón fue el primero en demostrar a los profanos la existencia de lo inmaterial, el mundo metafísico de los símbolos armados, desarmados, renovados y resignificados por El Gran Arquitecto del Universo. Luego fue Jesús, quien demostró que el Cristo yace en cada Iniciado quién, por el reconocimiento de su error, llega a la Verdad, y, de su muerte, llega a la resurrección. Si esto que aquí les sugiere un secreto fanatismo por el cristianismo, debo negarlo. Me remito al conocimiento heredado por uno de los mayores masones, el apóstol Juan. Como así también las órdenes que dieron inicio a nuestra orden actual: la Orden de los Templarios (que tuvo su apogeo en el siglo XIII) y la Fraternidad de los Rosacruces (que hizo su aporte inicial en el siglo XVII), nosotros buscamos, ante todo, el conocimiento en Oriente. Hemos heredado de ellos el alma multiforme del Espíritu Uno de la Tradición Universal. Somos herederos de los antiguos Reyes – sacerdotes (Melkizedek y Salomón) y de los Grandes Iniciados de todos los tiempos. Dejamos nuestra huella en la construcción de templos. Porque somos, ante todo, arquitectos. Consideramos el Universo como una Gran Obra, como un Templo y un Taller de Construcción, dirigido por un Principio Geométrico. Ars Structoria es la verdadera Arte y Ciencia de la Vida, que los iniciados practican especulativa y operativamente. Aprendices, compañeros y maestros se organizan para conservar el orden, la disciplina y la eficiencia en toda actividad material. En nuestro accionar se destacan el elemento religioso – moral y el elemento artístico – operativo. Tenemos como premisa incuestionable ser hombres libres de buenas costumbres. El concepto de Gran Arquitecto del Universo representa nuestro fundamento principal de la Religión de los Constructores, como expresión abstracta de la Ley Suprema del Universo. Nuestro símbolo es la Gran Pirámide, y nos remite, entre otros, a nuestro pasado egipcio. Las columnas son nuestro legado griego y romano, como así también nuestra reinvindicación de lo dionisíaco. 

Entonces, ¿de dónde venimos? Contestamos todos: De la Logia de S.·. J.·. Pero también en Jano vemos nuestro proceder, miramos al pasado y al futuro, atentos por nuestro deber. Lo que queda es preguntarnos por nuestro futuro. El final del Kali Yuga está próximo. Esperamos el próximo avatar de Visnú, en la figura de Kalki. Un guerrero que arrasará la oscuridad de este mundo degradado para dar inicio a una nueva era de Satya Yuga. Una era en que Kalki hará visibles los conocimientos resguardados tan celosamente y volverán los Antiguos a gobernar esta tierra. Nosotros, los masones, somos los representantes de tan valioso legado.

Imagen: https://www.youtube.com/watch?v=N802kP328w0

MI MUERTE


Al llegar a la calle designada, olvidé el número del domicilio. Sabía que era una cuadra antes, o después, del templo en que conocí a mis QQ.·.HH.·., pero, por más que recorría de un extremo a otro de la calle, no daba con el sitio. Fue entonces cuando se abrió la puerta de una casa, que bien podría haber sido cualquier casa, y me atendió quien sería mi Guía en el proceso de mi muerte. Dejé mi mochila en un salón con biblioteca y fui llevado al garaje de la casa, donde había una silla. Mi Guía me dijo que debía esperar a que me llamen, luego me dejó solo. Comencé a regular mi respiración, a relajar el cuerpo. Estaba nervioso. Sin darme cuenta, mi vida me había preparado para éste momento. Iba a morir, por fin, y a obtener una segunda posibilidad. Concentré mi mirada en las plantas verdes del jardín. Las formas, que asemejaban a viscosos tentáculos, me remitieron a otras oportunidades en que había estado a punto de morir. A los siete años, cuando estuve cerca de caer por un acantilado en Amblayo. Después recuerdo otra, luego otra, luego otra, hasta llegar al momento en que me encuentro sentado en la silla, mirando las plantas y esperando mi turno para morir. Antes de llegar al Templo, almorcé con mi padre y su familia. Quise despedirme de mi madre y mis hermanos, pero no los encontré. Durante el almuerzo, Costillas de cerdo con ensalada y de postre durazno con dulce de leche, mi padre me preguntó a dónde iba. A un evento, respondí. Me bañé, me afeité. Me puse un traje negro, zapatos negros, corbata negra. Tan elegante me veía que, según mi padre, parecía que iba a un funeral. Para la madre de mi madrastra, yo iba a una boda y, además, yo era el novio. Reflexioné sobre eso, mirando las plantas y moderando mi respiración. ¿Voy a una boda o a un funeral? ¿Soy el novio o soy el muerto? Escucho un ruido metálico del otro lado de la puerta, la voz del V.·.M.·. que realiza algunas preguntas. No entiendo las preguntas. Del otro lado de la silla, se puede escuchar a los niños jugar en la vereda, vecinos que hablan, autos que pasan. Vuelvo a fijar mi mirada en las plantas, que todavía respiran moviendo sus tentáculos. Krishna hace aparición en mi mente, y sonrío. Por fin sonrío. No por alegría, sino por estar complacido. No estoy solo. Recuerdo a Krishna apareciendo en mis sueños, bifurcado en innumerables avatares. Recuerdo las lecturas del Mahabharata, las lecturas sobre la guerra entre los cien Kauravas (que representan a nuestros cien vicios) y los cinco Pandavas (que representan a nuestras cinco virtudes). Recuerdo las virtudes de los Pandavas, y recuerdo también sus defectos. Recuerdo mis intentos de suicidio por no soportar el infierno de esta vida. Recuerdo la epifanía, Krishna apareciendo en mi pesadilla para despertarme. Veo a Krishna en las plantas, lo escucho reír con los niños que juegan en la vereda. Se abre la puerta y mi Guía me pide que lo siga. Trae una bolsa consigo y pide que deposite allí mis pertenencias. No tengo ninguna, y se va con la bolsa vacía. Me pide que me quite la corbata y me desabroche la camisa. Desnudo mi brazo izquierdo, mi pie. Me venda los ojos, no lo me los venda. Ese acto permanece en duda en mi cabeza. Me lleva hasta mi tumba y me pide que escriba mi testamento. Estoy solo en la oscuridad, iluminado por una vela que alumbra las preguntas que contienen el triángulo. Veo carteles de amenazas. Amenazas que ya he vencido. Veo la fecha de mi muerte en la lápida 01/01/86 – 10/02/19. Morir a los treinta y tres años. Comienzo a escribir mi testamento. Dios vive en mí, y mi deber es manifestarlo. Los deberes de los hombres libres es el de mantener calmo el río del Dharma. El deber de los hombres libres es que todos los hombres lleguen a la iluminación. Los beneficios que espero son las virtudes de los Pandavas, la decisión de destino, la fuerza, el triunfo, la belleza y el conocimiento. Sólo espero compañía en esta Vía. Le digo a mi Guía que estoy listo. Se lleva mi testamento, vuelve y me venda. Me lleva a un sitio que desconozco. Escucho la voz del V.·.M.·. leer en voz alta mis respuestas, escucho a los demás murmurar. Voy a morir, me digo. Mi Guía pide permiso, formalidades que establecen que estaba perdido antes de llegar, y en verdad lo estaba, y que ahora pedía permiso para entrar porque, al fin, era un hombre libre y de buenas costumbres. Cómo dirían los estoicos, el destino nos marca a todos. En mi caso, es una espada en mi pecho, mi sangre como pacto de lealtad. Voces fantasmales preguntan por las respuestas de mi testamento. Preguntan si soy yo quien ha escrito. Recuerdo a Buda meditando frente a Mara. Digo sí. A todo digo sí. A la muerte le digo sí, a mi muerte le digo sí. A la nueva oportunidad le digo sí, a la iluminación digo sí. No lo dicen, pero lo sé. Voy a volver a nacer. Mi Guía me lleva por diferentes estadías. El Aire que simboliza mi nueva vida, libre de los pesos materiales. El Agua que me bautiza, el Fuego que calienta mi espíritu y me lleva a la iluminación. Mi Guía me lleva por un recorrido que todos conocen, menos yo, y mi misión es confiar. Finalmente, el último martillo golpea en mi pecho, y la voz del V.·.M.·. vuelve a preguntar. ¿Voy a seguir insistiendo? Quiero volver a nacer, es todo lo que pienso. No me gusta estar muerto. No me gusta ser un muerto que camina. Quiero vivir. Insisto. Me llama a quitar las vendas de mis ojos. Es mi nacimiento. Abro los ojos. Espadas apuntan a mi cuello. Es el peligro de la vida, el compromiso de la misión, el río calmo del Dharma. Mis tres golpes hacen brillar la piedra.

Imagen: https://www.diariomasonico.com/biblioteca-masonica/autores/rene-guenon/las-condiciones-de-la-iniciacion

miércoles, 20 de febrero de 2019

EL SENDERO DE LA LUZ


Inicié mi viaje hacia el mundo masón desbordado de intriga y curiosidad, pero con la idea firme de compartir con mis hermanos, un grupo lleno sabiduría, conocimientos, cargado de buenas intenciones y ansioso por incorporar nuevos conocimientos y aprendizaje.

Aquel domingo 10 de Febrero ingresé a la Cámara de Reflexiones y encontré un espacio poco iluminado, pero con mucha paz y energía. Rodeado de los elementos masones intenté encontrar significado a cada uno de ellos; el que más me llamó la atención fue la lápida con mi nombre, fue una imagen fuerte, el H:. Exp:. me indicó que representaba mi defunción en el mundo profano para nacer en el mundo de la luz y el conocimiento de la masonería. Impactado por esta simbología pensé entonces, no somos dueños de nuestra vida, pero sí de las acciones para hacerla digna, y creo ver en la masonería una herramienta más para que así sea. 

Luego de responder las preguntas que encontré en la Cámara, de la manera más sincera posible, fui llevado al templo. Privado de mi sentido más preciado, como dijo el V:.M:., y guiado por el H:.Exp:. ingresé al templo, de inmediato se activaron mis otros sentidos, pude percibir el egregor que inundaba el lugar, el silencio que reinaba, la paz en que me encontraba. El V:.M:. dio inicio a la ceremonia, me sentí invadido por la intriga pero con el manto de la tranquilidad que me brindaban mis hermanos. Fui apuntado entonces por una espada, y aún luego de escuchar lo que ello representaba, lejos de sentir miedo comprendí la importancia de mantener la discreción y de proteger la identidad de tan preciado grupo de hermanos, y de la masonería misma.

Una vez advertido, y habiendo reafirmado mi deseo de pertenecer a La Orden, fui instruido acerca de los principios de la masonería, fue entonces cuando descubrí que coincido con varios de estos ideales.

Inicié entonces mi primer viaje, guiado nuevamente por el H:. Exp:., un viaje cargado de simbolismos e incertidumbre, atravesando obstáculos hasta llegar a una posta, donde fui golpeado en mi pecho fuertemente, este impacto me recordó los golpes de la vida misma y el por qué he de seguir siempre adelante, sin importar la dureza del golpe. Una vez concluido mi primer viaje fui consultado sobre mis conceptos acerca del fanatismo, la virtud, la libertad, el progreso, la fraternidad. Aunque mis respuestas fueron algo vagas en contenido, el V:.M:. me explicó el profundo significado que cada una de estas palabras tiene para la masonería. Luego de estas enseñanzas hice mi segundo recorrido espiritual, nuevamente con la guía del H:.Exp:.. En esta oportunidad no encontré obstáculos y este viaje fue entonces más reconfortante, transité este sendero con más confianza y aplomo que el primero. 

A lo largo de ambos recorridos escuché los ruidos de las espadas, pensé entonces en las incansables luchas de grandes hombres y mujeres a lo largo de la historia, en búsqueda de igualdad, verdad y justicia. Luego de ambos viajes fui también inundado por distintos elementos, aire, fuego finalmente agua, este último con un fuerte contenido simbólico, sentí entonces que estaba naciendo en el mundo de la masonería, estaba siendo bautizado. 

Llegando casi al final de la ceremonia, recibí las marcas simbólicas de los masones, sangre en espada y un hierro candente en mi brazo imprimieron esas marcas para siempre en mi corazón. Finalmente mis hermanos auguraron luz para mi espíritu, fue entonces cuando me fue retirada la venda que me cegaba, mis hermanos me apuntaban con espadas, el V:.M:. me recordó nuevamente la importancia de no traicionar la causa, de no entregar a mis hermanos JAMAS. 

Luego de revelada la luz, mis hermanos me dieron una cálida bienvenida, sentí mucha alegría y regocijo, ya era parte de otro universo, de otro mundo, de otra vida, honraré con mis acciones la cadena fraternal que se abrió para darme ingreso, me abracé con mis hermanos y me retiré del templo, andando sobre un nuevo camino, el camino de la luz, del conocimiento, el camino de la masonería...

Imagen: http://logiamediodia.com/2018/10/09/podcast-la-inicicion-masonica-masoneria-soflama-politica/

SALIR DE LA CAVERNA


Mi alejamiento de cualquier tipo de religión me coloca en un lugar distante de rituales y ceremonias. Estos no están incorporados en mi vida, no forman parte de mi vida cotidiana, por ello confieso que mi relato sobre la ceremonia de iniciación no tiene quizás esos tintes emotivos que suelen surgir en experiencias como estas sino más bien me surge la reflexión con todo lo atravesado.

La entrada a la “cámara de reflexiones” me pareció un sitio perfectamente preparado para su fin, me llevó, naturalmente, a pensar. Los objetos que más me impactaron fueron la lápida con mi nombre porque en la cotidianeidad uno no suele pensar en la muerte propia pero también la asocie a un nuevo nacimiento, o el despertar o el comienzo de una nueva vida, el dejar atrás todo lo que conocí hasta el momento por lo tanto surgió en mi un sentimiento, si se puede decir, de alegría y satisfacción por lo que estaba por suceder.

La calavera también fue uno de los objetos que me llamaron la atención puesto que uno inmediatamente lo asocia a la muerte, a lo oscuro, al mal, etc. creo que indudablemente lo llevan a uno a pensar e indagarse ayudado por la serie de preguntas que había que responder en el papel y que sacó de mí reflexiones personales muy profundas que no suelo compartir con otros.

En la segunda parte de la ceremonia trascurrida en el interior del Templo, realizamos tres viajes simbólicos con los ojos vendados y acompañados por el H:. Exp.´. fueron, sin dudas, una experiencia única ya que nunca viví una situación similar. El hecho de estar con los ojos tapados todo el tiempo me puso en un estado que me es difícil de explicar ya que por momentos me sentía muy intrigada por todo lo que pasaba alrededor y que no podía percibir con los ojos pero si con los otros sentidos. Los sonidos, los obstáculos por atravesar, los golpes en el pecho, las palabras. Me sentí muy bien acompañada y en confianza por el por ello H:. Exp.´. quizás, no sentí temor ni angustia por lo que sucedía.

Al momentos de las preguntas sobre lo que opino sobre determinados conceptos fue un momento bastante curioso porque son conceptos que suelo usar diariamente en mi trabajo pero en ese estado los sentidos están como perturbados, por lo tanto no podía y ni siquiera se me ocurrió usar siquiera uno de esos conceptos teóricos, tan sólo surgieron ideas muy subjetivas de aquello y creo que en ese sentido el ritual logra su objetivo de indagación propia y personal de los iniciados. No podía más que expresar lo que verdaderamente pienso de aquellas palabras.

Al momento de quitarme las vendas y volver con todos mis sentidos me sentí muy contenida. La ceremonia prosigue cargada de simbolismos y cosas muy significativas para la masonería que poco a poco iré incorporando.

En un principio lo asocie a un bautismo religioso pero también esta experiencia me remitió a la “Alegoría de la Caverna de Platón”. Allí los hombres están encadenados en una cueva desde su nacimiento donde lo único que pueden percibir del mundo real son sombras proyectadas por otros hombres en la pared de la caverna y esa es toda su idea de realidad. Pero uno de los hombres logra escapar de esa cueva y captar el mundo con todos los sentidos y concluir que es completamente distinto a lo que él percibió toda su vida en la cueva. Cuando intenta regresar a la cueva a liberar a los otros esto no le creen su historia y es condenado a muerte.

Esta alegoría podría asimilarse a esta experiencia de iniciación ya que siento que representa un comienzo en la construcción de un ser nuevo. La caverna es la representación del mundo profano donde me encontraba. Todo lo que conocí en mi vida anterior es solo una pequeñísima parte. Hay mucho más por saber, por conocer, por reflexionar, por pensar, por ver, por sentir, por hacer y por dejar. Que a partir de esta iniciación soy el hombre que se liberó de las cadenas y está saliendo a conocer el mundo real, el mundo de las ideas y de lo sensible como lo intenta explicar Platón.


Para terminar mi humilde plancha quería agradecer a todos los QQ.·.HH.·. por la invitación a formar parte de esta Logia y por la cálida bienvenida que tuve. Espero poder lograr todos los objetivos propuestos. 

Imagen: http://queaprendemoshoy.com/el-mito-de-la-caverna-los-dos-mundos-de-platon/